• Protege los derechos tanto del trabajador como del patrón.
  • Establece obligaciones claras para ambas partes.
  • Ayuda a prevenir conflictos laborales.
  • Es una prueba legal en caso de disputas o inspecciones.
  1. Por tiempo indeterminado: Es el más habitual. No tiene una fecha de término y representa una relación laboral continua.
  2. Por tiempo determinado: Se usa cuando hay una causa justificada para limitar el tiempo de trabajo, como un proyecto específico o cubrir una incapacidad.
  3. Por obra o proyecto determinado: Aplica cuando el trabajo está ligado a una tarea específica que terminará en cuanto se concluya la obra.
  4. De temporada: Para labores que solo se realizan en ciertos periodos del año (como cosechas o temporada alta en ciertos giros).
  5. De prueba o capacitación inicial:
    Se usa para evaluar si la persona es apta para el puesto (períodos que pueden ir de 30 hasta 180 días, dependiendo del cargo).
  • Datos generales del patrón y del trabajador (nombre, domicilio, RFC, CURP, etc.)
  • Puesto o funciones específicas que desempeñará el trabajador.
  • Duración del contrato (si es por tiempo determinado, indeterminado o por obra).
  • Jornada laboral (horario de trabajo).
  • Salario, forma de pago y frecuencia (semanal, quincenal, etc.).
  • Lugar de trabajo.
  • Días de descanso, vacaciones y prestaciones.
  • Fecha de inicio de la relación laboral.
  • Firma de ambas partes.
  • El trabajador puede demandar prestaciones completas, incluso si se acordaron condiciones distintas de manera verbal.
  • El patrón pierde la oportunidad de establecer reglas claras sobre funciones, horarios o causas de terminación.
  • En caso de conflicto, la ley siempre favorecerá al trabajador, dando por ciertos los hechos que éste declare, salvo que el patrón demuestre lo contrario.
  • La empresa podría recibir multas por parte de la Secretaría del Trabajo, al incumplir la obligación de formalizar por escrito la relación laboral.